agosto 27, 2009

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La fuerza de la memoria

Vivo la necesidad de este soliloquio,
Antes de diluirme como las aguas de un río
En la desembocadura de mi mar interior.
Los recuerdos son el refugio seguro
Para la tormenta que me sacude.

Amarrado al timón de esta nave del recuerdo
Aunque mi cuerpo permanezca inmóvil,
Salto en el oleaje de mis sueños
Como en los juegos de mi niñez lejana.

Cuando la fuerza del viento de mi mente amaina,
Las aguas se tornan desoladas.
Mi harapiento velamen se aletarga deteniendo mi marcha.
El tiempo se prolonga y languidece,
mis sueños se hacen leves, el sopor me embarga.

Al tornar el viento, mi mente se agita.
Se sacude y recrea mi energía.
Las velas de mi barca se hinchan venciendo la calma
y mi vieja nave se mueve graciosa
En la suave espuma de este mar ingrávido.






Fragmento de la presentación del libro por Tomás Browne Cruz


Año 2009, sin foliar, edición de 100 ejemplares, $ 3.000